miércoles, 29 de abril de 2015

Un extraño día del libro

El día del libro coincide con el santo de Jorge (11) y a Jorge no le gusta nada. Me ha costado entenderlo pero al final lo he conseguido. Cada año, cuando llega este día, el colegio  manda un mensaje a los padres para informarnos de que habrá una pequeña tienda improvisada en la biblioteca para adquirir algún libro. Entre tanto caos resulta casi imposible decidirse por uno. Voy siguiendo a Jorge preguntándole si ve alguno que le guste pero pone cara de póker.


Entretanto, se me acerca don Mario, profesor del cole, y me aconseja sabiamente La lección de August, pero le digo que tanto Jorge como yo lo hemos leído, confirmando así su buen ojo para recomendar libros. Mientras Jorge sigue buscando, me encuentro con mi amiga María y su hijo Gabriel, empeñado en llevarse un Harry Potter de bolsillo. Como ha hecho don Mario conmigo, trato de recomendarle el de August pero Gabriel me mira y probablemente se pregunta ("Wonder") "¿Quién es este tío para recomendarme a mí nada?". Se me olvida que tan sólo soy un padre más persiguiendo a su hijo detrás de un libro entre una multitud de padres e hijos. María se despide con su Gabriel encantado de llevarse al mago atrapado en una bolsa de plástico.

Jorge sigue sin decidirse y finalmente nos vamos sin comprar nada. De cara de póker ha pasado a cara de pocos amigos. Tengo que hacer un recado en Carrefour y me acuerdo de que allí también venden libros. Le propongo a Jorge echar un vistazo. La verdad es que me sorprende pero en este centro comercial hay algunos libros que no veo en otros lados. Me fijo en uno de Belén Gopegui titulado El balonazo. Conocía a esta autora por sus libros de adultos e incluso por alguna película basada en alguna de sus obras pero no por sus libros juveniles. A Jorge también le llama la atención pero parece que se resiste a comprarlo, no lo quiere, me dice, y otra vez nos vamos de vacío.

Al llegar a casa, le digo a María que no ha habido manera de comprarle un libro a Jorge, que me he vuelto loco, que es una pena después de que hayamos disfrutado tanto con August o con Barracuda. María me dice que va a hablar con él para ver si descubre la razón. Al cabo de un rato vuelve sonriendo y me explica que a Jorge le gusta mucho leer pero lo que no le hace mucha gracia es que su santo coincida con el día del libro porque siempre le regalamos un libro y él prefiere que le saquemos del colegio a tomar un helado o una cosa distinta. Por fin caí en la cuenta, a veces los padres nos empeñamos tanto en ver las cosas desde nuestro punto de vista que no somos capaces de captar las señales de nuestros hijos.

El sábado, después de su partido de fútbol, me fui con Jorge  y nos llevamos El balonazo, de Belén Gopegui y Números pares, impares e idiotas, de Juan José Millás, con historias muy graciosas sobre los números. Después fuimos a una tienda de juegos de segunda mano y compramos el de Donkey Kong para la Wii.

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