El mar no siempre es azul

A Isabel (12) le ha gustado mucho este libro. Al decírmelo me ha mirado con esa sonrisa que me encanta y con la que me viene a decir que es una historia de aventuras pero que también habla de amistad y de amor.

 

Stella es una chica adoptada que vive en un pueblo de la costa. Compite por ser la mejor nadadora de su región, tiene una gran amiga que se llama Paula y suspira por Pau, su “primo”. Todo parece normal hasta que su madre le dice que no podrá competir en la final para la que lleva tanto tiempo entrenando. ¿La razón? Stella en realidad es una sirena y cuando cumpla los 16 años cada vez que se moje con agua sus piernas se transformarán en una enorme cola de pez.

 

Así es, cuando leí esto se me vino inevitablemente a la cabeza La Sirenita y pensé que seguir leyendo iba a ser un suplicio pero no fue así. Al margen del manido planteamiento inicial, se entiende que la historia atraiga a una lectora de 1º de la ESO. Es sencilla, sin complejidades sentimentales y hasta emocionante en algunos momentos: amigas, amores incipientes, rivalidades entre pandillas, etc.

El brazalete mágico

Lara es una adolescente que viaja a Atenas a visitar a su padre arqueólogo. Él está buscando desde hace tiempo objetos antiguos, un poco a lo Indiana Jones pero a ella no le interesa ni lo más mínimo lo que hace, de hecho se siente un poco decepcionada cuando nada más llegar desde España descubre que él se ha tenido que ausentar y no lo verá hasta pasados unos días.

Dando un paseo por el mercado de la ciudad entra en una tienda de antigüedades que le llama la atención. El vendedor, un anciano peculiar, le regala a Lara un brazalete que no parece tener mucho valor y Lara se lo lleva puesto. A partir de ese momento comenzará a tener curiosidad por la historia griega y conocerá la historia de Elisa, una aspirante a sacerdotisa de la diosa Atenea, a la que el brazalete le vinculará de una manera especial.

Blanca como la nieve, roja como la sangre

Desde luego, después de terminar Bajo la misma estrella no apetece mucho volver a otra historia en la que la que el cáncer tenga un papel protagonista. A pesar de ello, el comentario de algún amigo y su título sugerente, me animaron a leer Blanca como la nieve, roja como la sangre.

Leo es un chaval de 16 años al que le apasiona el fútbol, las carreras de motos, comer hamburguesas en el "Mac", pasarlo bien con Niko y Silvia, sus amigos, y pensar en Beatrice, una chica pelirroja de su colegio que le tiene embelesado y con la que nunca se ha atrevido a cruzar una sola palabra.