miércoles, 25 de febrero de 2015

Bajo la misma estrella

"Vi la película en el cine porque iba con unas amigas que habían leído el libro y les había encantado”, me dice María sobre Bajo la misma estrella. “Luego leí el libro y me harté de llorar”. No me lo dice de un modo cursi sino con el semblante serio, como si hubiera vuelto a meterse de lleno en la historia de Hazel y Gus.



Bajo la misma estrella, de John Green, ha sido la novela más vendida en España durante 2014 según la consultora Nielsen. El libro se publicó en 2013 pero la película hizo que sus ventas se dispararan un año después. María, universitaria de primer curso (18), es un claro ejemplo de joven a la que ver la película le ha llevado luego a leer el libro. Con una peculiaridad, me dijo que lo había leído en inglés.


No resulta fácil hacer un comentario sobre una novela que no te termina de convencer, de la que salvo contadísimas excepciones todas las reseñas son halagadoras, por no decir los infinitos comentarios que los acompañan. Si lees demasiados puede darte un ataque de diabetes bastante grave.

Hazel es una joven de 16 años que tiene un cáncer linfático y un problema en los pulmones que le obliga a llevar siempre a cuestas una botella de oxígeno. No va al instituto y apenas sale de casa donde se dedica a ver realities televisivos y a leer El dolor imperial, un libro que le fascina, escrito por un holandés sobre una niña que también tiene cáncer y que no tiene final. Sus padres le animan a salir y a hacer amigos. A ella no le hace mucha gracia pero termina yendo a un grupo de apoyo en la iglesia. Allí conocerá a Gus, un chico guapo, alto y simpático de 17 años del que quedará prendada al instante. A él le han amputado una pierna por un osteosarcoma pero ya está curado y en realidad está allí por acompañar a su amigo Isaac, también con cáncer.

La novela cuenta el modo en que Hazel y Gus estrechan su relación, cosa que hacen con cierta celeridad dado que el tiempo corre en su contra. Se intercambian sus libros favoritos y juegan a la Play Station. Gus se ha enamorado vertiginosamente. Parece que quiere respetar los tiempos pero lo que le da pudor es desnudar el muñón de su pierna, su única imperfección. La tensión sexual está presente de un modo constante.

Ambos mantienen conversaciones curiosas sobre la enfermedad, el amor, la vida después de la muerte. Se podría decir que son diálogos inteligentes pero en muchos casos no conducen realmente a ningún sitio, son bonitos en sí mismos, parecen un brindis al sol del autor. Lo mismo ocurre con la protagonista que con 16 años parece sorprendentemente culta y con un punto de madurez que se torna la mayoría de las veces en escepticismo, incluso amargura, algo que por su situación no es reprochable. Gus es más idealista y consigue introducir a Hazel en su mundo. Aun a costa de su propia salud se propone hacer que ella haga realidad su deseo de saber qué pasa finalmente con los personajes de Un dolor imperial.

El autor refleja muy bien cómo, conforme vas pasando las páginas, los personajes intercambian sus papeles. A veces tienes la sensación de que podía haber sido un buen libro sobre adolescentes escrito para adultos, pero el autor no ha podido prescindir del ingrediente sexual aderezado de romanticismo que atrapa inevitablemente al público adolescente. He visto el tráiler de la película y, quizá me equivoque, pero verla debe ser peor que tomarse unos cuantos azucarillos de esos de antes uno detrás de otro.

Green, John
Bajo la misma estrella
Título original: The Fault in Our Stars
Barcelona. Nube de tinta, 2013. 304 pp.
9788415594017

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